domingo, 26 de agosto de 2012

Primer escalón, tú. Segundo escalón, yo. Y entre las lagrimas que caían por mis pómulos enrojecidos y tu mirada perdida, tu ego. Siempre ahí, entre los dos, tu ego. 
El que te impide pedirme perdón, el que hace que me veas como la mala de la película. Y cuando creía que era nuestro último suspiro juntos, nuestras últimas horas juntos, cuándo estaba a punto de explotar, un clinex me toca la mejilla y detrás iba tu mano, siempre suave, que me seca las lágrimas y te acercas y me besas la mejilla y dices " Te amo, no puedo verte así por mi culpa ". Y es verdad, había sido una gilipollez, pero para ti era importante que te perdonara y apartaste tu ego, tu forma de ser, para decirme esas palabras, que aunque no fueran las que yo quería escuchar, eran totalmente válidas. Y es por eso que no puedo dejarte ir, porque no eres perfecto, pero es lo más cercano a eso que podré encontrar.

Y porque no podría levantarme un día sabiendo que tus ojitos celestes no me verán más como "tu chica".


P. 

2 comentarios: